domingo, 18 de marzo de 2018

SANTA PERPETUA - TIBIDABO 2018


Hoy tocaba entreno de ida y vuelta participando en la caminata Sta. Perpetua-Tibidabo, una caminata en la que se va caminando hasta el Tibidabo y se vuelve en autocar. La mayor dificultad de la caminata es la subida hacia el Tibidabo ya que el resto de camino es bastante llano.
Después de una semana sin haber pisado apenas la montaña, me tomaba la caminata como un entrenamiento ya que mi intención era hacerla caminando de ida y corriendo de vuelta. Tras recoger el dorsal me fui a tomar un café con Cristina que iba a ayudar en la organización, después nos fuimos hacia la plaza del pueblo desde donde salía la caminata. Comenzaron a llegar compañeros del CEI y algunos conocidos, también vi que participaban en la caminata algunos vecinos de Martorelles. Cuando dieron la salida me puse a caminar junto a Xavi Rodríguez, Natalia, Paco y Vicenç del CEI, amigos y compañeros de aventuras.
Salimos de Sta. Perpetua tras atravesar por al lado del pabellón y cruzando las vías del tren por un paso elevado. El ritmo que llevábamos era lento ya que los compañeros venían a pasar la mañana y no a correr ni caminar rápido agobiados por llegar tarde a un control. Tras salir del pueblo entramos en los campos de cultivo siguiendo un monótono camino paralelo a las vías del tren, allí nos pasaron los vecinos de Martorelles a los cuales acompañaba Jordi. 
Entrando en la zona de cultivos.

También compartimos algunos caminos con Xavi y Susana hasta el avituallamiento, llevábamos 5,4 kilómetros y casi 1:10h. Yo tenía pensado acompañar a Xavi, Natalia y Paco hasta el Tibidabo pero aquel ritmo me estaba matando, así que decidí empezar a correr. Me despedí de mis compañeros y comencé a trotar pasando a muchos participantes mientras atravesábamos las calles de Ripollet. Desde el avituallamiento de la entrada de Ripollet hasta el que estaba en la entrada del parque de Collserola, venia el tramo más feo de la caminata ya que se atraviesa los núcleos urbanos de Ripollet y Cerdanyola. Al llegar al avituallamiento le di a Cristina la ropa de abrigo que llevaba ya que tenía mucho calor y sabia que no me iba a hacer falta, me cogí un bocadillo, le di un beso a Cristina y me puse en marcha.
Cristina en el avituallamiento.
Desde donde estaba el avituallamiento se entraba en el parque de Collserola, por fin entraba en la naturaleza. También sabía que me iba a encontrar a muchísimos ciclistas y corredores por los caminos de Collserola, hasta que no me acabé de comer el bocadillo no me puse a correr de nuevo. 
Entrando en el parque de Collserola

Inicio de la subida, aunque no lo parece este camino estaba masificado.

Una vez terminado el bocadillo me puse a correr aunque el camino picaba hacia arriba, al llegar a un cruce vi que este año la subida al Tibidabo no la íbamos a hacer por el mismo sitio que el año pasado. El año pasado subimos por Can Borrell y sus senderos, este año hemos subido por pistas y senderos hacia el Forat del Vent. La subida la he hecho toda corriendo ya que no tenia excesiva inclinación, mientras subía he dudado en algún punto ya que habían pocas señales, suerte que me oriento bastante bien. Mientras subía me he cruzado con infinidad de ciclistas, al llegar arriba las vistas de Barcelona eran espectaculares y se conectaba con el transitadísimo Camí de les Aigües. 
Vistas de Barcelona espectaculares.

Desde allí me he puesto a caminar subiendo por la subida del Matamachos donde he dado alcance a Manel y Leire, los he acompañado hasta el avituallamiento mientras íbamos hablando. El avituallamiento estaba pasado el Forat del Vent y situado en el mirador del Portell de Valldaura, allí estaban Fermi y Pilar otros dos compañeros del CEI. Tras reponer energías le he dicho a Manel y Leire que yo tiraba hacia adelante, tras cruzar la carretera que lleva hacia Cerdanyola por una pasarela habilitada para ello he iniciado la subida hacia el Turó de Valldaura. Subida en la que he dejado de correr y me he puesto a caminar, ya que el sendero que subía hacia allí tenía bastante inclinación y era muy empedrado. No se subía hasta la cima del turó y se bordeaba para coger un sendero emboscado y muy guapo hasta el turó del Maltall de Magarola, una cima desde donde se tiene una panorámica espectacular de Barcelona a un lado y de Montserrat al otro. 
Montserrat desde el turó del Maltall de Magerola.

No he podido hacer fotos en la cima ya que había muchísima gente, seguí mi camino y tras una bajada había un cruce donde dudé un poco de hacia donde tirar ya que no veía las marcas. Me di cuenta que se giraba y se subía hacia una rampa considerable, me puse a trotar y subí casi toda la subida sin parar. Antes de llegar al final de la subida, se pasaba junto a un tronco que tenía una cara dibujada como los caga tió. 
El Tio del Tibidabo.

Al llegar al final de la subida se descendía hacia la carretera de Sant Cugat por un camino inclinado y bastante empedrado, después se seguía un sendero paralelo a la carretera hasta que se salía y había que atravesarla. He seguido trotando hasta que he vuelto a entrar en un nuevo sendero, allí he subido caminando para volver a ponerme a trotar cuando el sendero llaneaba. Tras salir del sendero se llegaba a un camino ancho que te dejaba justo en las calles que suben hacia el parque de atracciones del Tibidabo, allí había muchísima gente entre los que iban al parque, los ciclistas y excursionistas. Tras pasar por el Sagrat Cor se seguía un poco más y se llegaba al final de la caminata.
Punto final de la caminata el Tibidabo
Tras reponer fuerzas y beber algo, le di un beso a Cristina y me puse manos a la obra para volver por el mismo camino de la ida. Los pies me dolían bastante bajando y cuando he llegado a los tramos llanos lo he pasado bastante mal.

20,7 Kilómetros ida

21,5 Kilómetros vuelta

42,2 Kilómetros total

1050 Metros de desnivel positivo total

1050 Metros de desnivel negativo total

2100 Metros de desnivel total acumulado

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